CARTA AL DIRECTOR DE EL PAIS DE UN VECINO DE LA PLAZA DE CHUECA (NO PUBLICADA)

Vivo en la plaza de Chueca de Madrid desde hace más de 30 años, cuando llegué sus viejos habitantes todavía me señalaban las huellas que habían dejado en algunas fachadas los obuses disparados desde la ciudad universitaria durante la guerra; la he conocido de todos los colores y sabores. He participado en los actos del FHAR (Frente Homosexual de Acción Revolucionario) en los inicios del movimiento homosexual, he rematado muchas juergas en sus bares y, claro, también he visto como –pasito a pasito- el Orgullo Gay dejaba de ser una jornada reivindicativa para –el negocio es el negocio- convertirse en una macro discoteca al aire libre. Difícil –para alguien como yo que se mueve entre una película de Sirk y un libro de Modiano- digerir esto último pero …
A lo que todavía no encuentro explicación es a lo de ayer noche: Al grito de ¡Chueca, sí. Vecinos, no! una turba visitó la plaza de Chueca. Tras una hora de sonora presencia la asamblea (sic) decide dirigirse al domicilio (se dio nombre, calle y piso) del presidente de la Asociación de Vecinos de Chueca y –el viejo oeste redivivo en Madrid- la turba –ahora linchadora- buscó su objetivo. Nunca me pude imaginar que se podría desarrollar en la plaza en la que decidí vivir tan sonrojante espectáculo.