Entrevista a Jan Gehl en El País Semanal (11-09-2016)

Algunos extractos interesantes de la entrevista:

Este danés es una estrella de la arquitectura mundial que defiende con su obra
la sostenibilidad de las grandes metrópolis. Artífice de desafíos como peatonalizar Broadway, en Nueva York, ha convertido en cruzada su defensa de un urbanismo
donde las personas, y no los automóviles, tomen las calles.






Su mujer, que es psicóloga, le hizo ver que la modernidad no funcionaba para las personas. Sí. 1ngrid hacía preguntas que nos costaba  responder cuando mis amigos de la escuela de arquitectura  venían a casa.

¿Qué preguntaba? ¿Porqué no os interesa la gente?

¿Qué le contestaban? Nos dimos cuenta de que los edificios se retrataban antes dela inauguración o de madrugada para que no hubiera nadie estropeando la foto. El urbanismo se había separado de las ciencias sociales. Ellos sabían mucho de gente y nosotros de edificios, pero no los relacionábamos al pensarla ciudad. Por eso elegí este campo.

¿Cómo se cambian los valores de los ciudadanos? En el momento en que se van los coches llegan el aire limpio y la vida a las calles. La mejora en la salud de la gente debería convencer a cualquiera… Eso educa a la ciudadanía, los ciudadanos deben querer el cambio. Uno debe enorgullecerse, no avergonzarse, de lo que deja a sus hijos.

Para salvar las ciudades no se necesita solo que la gente camine por las calles, sino también que pueda permitirse vivir en ellas.  La gentrificación arruina la urbe haciéndola monotemática: los precios aumentan y solo un tipo de habitante puede permitirse vivir allí. Los urbanistas no podemos solucionar el problema porque no viene del urbanismo, sino del ámbito económico. y requiere decisiones políticas…


¿La terraza de un bar  es un espacio público? Los espacios público-privados, como los centros comerciales, no son espacios públicos. Pero sentarse en la calle a mirar a la gente es uno de los placeres de la vida. A me gusta tomar café en la calle, pero hay que limitar las terrazas para que hay bancos donde se siente quien no pueda pagar un café. Eso hace una ciudad más real. Y más segura


(El País Semanal, por Anatxu Zabalbeascoa, 11-09-2016)